Luis Arráez, el infielder venezolano, regresó a Miami con el corazón en la mano y emociones a flor de piel.
Durante la serie entre los Padres de San Diego y los Marlins de Miami, Arráez no solo mostró su habilidad en el campo, sino que también se abrió de manera conmovedora sobre su experiencia al volver al lugar que solía llamar hogar.
Luis Arráez y su regreso a casa: lleno de emociones
“Ha sido emocionante, la primera vez que llegué aquí fue con una sonrisa, y vuelvo con una sonrisa, a darle alegrías a todos los fanáticos,” comentó Arráez, mientras su voz reflejaba la mezcla de felicidad y nostalgia que lo invadía.
Aunque entiende que el béisbol es un negocio, dejó claro que su corazón sigue en Miami. “Todo el mundo sabe que esto es un negocio, pero mi corazón sigue con ellos.”
Este regreso a Miami ha sido un desafío emocional para Arráez. “Fue rudo, somos seres humanos,” admitió. “Cuando te sientes bien en un equipo, en un estado, es difícil, pero entiendo que es un negocio.”
Cuando le preguntaron qué extrañaba más de Miami, Arráez no dudó en responder con sinceridad. “Mi gente, compartir con mis niñas, llevarla a la escuela, pero no puedo, y mi esposa lo hace. Jugar aquí en el estadio, los fanáticos que siempre los llevo en mi corazón y siempre voy a ser un pelotero agradecido.”
Sin embargo, lo más impactante fue cuando se le preguntó sobre la situación en Venezuela y la partida de sus padres.
Al recordar el complicado momento que vive su país, Arráez estuvo al borde de las lágrimas. “Espero que las cosas en Venezuela se arreglen ya que todo el mundo sabe por lo que está pasando Venezuela y todos nosotros los venezolanos,” dijo, con la voz quebrada por la emoción. “También quiero dar un mensaje que se mantengan fuertes, los llevo mucho en el corazón, pero seguimos adelante.”
Luis Arráez, quien ha sido un ejemplo de resiliencia y dedicación, no solo en el campo de juego sino también fuera de él, aprovechó su regreso a Miami para enviar un mensaje de esperanza a su país.
Su conexión con Venezuela es inquebrantable, y aunque esté lejos, su corazón sigue con su gente.
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